Todo igual
Bruno Marcos
Sigo surcando la carretera mientras cada cual seguirá de su corazón a sus asuntos. Ensayo nuevamente a dibujar paisaje con palabras mentalmente. Al acercarse a nuestra tierra una aire de abandono, de soledad natural impera, libre de industria. Realmente la industrialización es la cosa más fea que le ha pasado al mundo. Las tierras aparecen en barbecho rizadas por un arado disciplinado y geométrico bajo un cielo altísimo con unas nubes comparables al propio mar. Nadie repara en esas nubes. Cuando vas por la llanura en otoño hay unos paisajes de nubes impresionantes. Varias veces he pensado en parar a descansar no en esas estaciones de servicio homologadas a sí mismas sino en uno de esos pueblecitos que parecen un saco de trigo olvidado y reventado al sol. Lo que ocurre es que cuando me he internado en alguno de ellos siempre había una o dos cancelas que mostraban un ojo viejo e inquisitivamente terrorífico. Me dio por pensar que si me adentraba en uno esa vigilancia me obligaría a avanzar hasta salir de entre las casas y decaer sin remedio en la pared del cementerio.
Una vez aquí me doy cuenta de que todo es extrañamente igual, el exilio y mi casa.
Me cuentan que una humorista cochambrosa ha sido contratada para explicar los cuadros del ovni por sus salas cebándose con v., diciendo que él –se ve en sus cuadros- es un defensor acérrimo de la faja femenina. No es justo, ni siquiera gracioso. Cuenta Suetonio que Calígula no fue del todo malo para el pueblo en sus comienzos y que al final le preguntaba a un caballo las cosas de estado. Tal vez ni Calígula ni el piloto del ovni debieron haber accedido nunca a su cargo.
Sigo surcando la carretera mientras cada cual seguirá de su corazón a sus asuntos. Ensayo nuevamente a dibujar paisaje con palabras mentalmente. Al acercarse a nuestra tierra una aire de abandono, de soledad natural impera, libre de industria. Realmente la industrialización es la cosa más fea que le ha pasado al mundo. Las tierras aparecen en barbecho rizadas por un arado disciplinado y geométrico bajo un cielo altísimo con unas nubes comparables al propio mar. Nadie repara en esas nubes. Cuando vas por la llanura en otoño hay unos paisajes de nubes impresionantes. Varias veces he pensado en parar a descansar no en esas estaciones de servicio homologadas a sí mismas sino en uno de esos pueblecitos que parecen un saco de trigo olvidado y reventado al sol. Lo que ocurre es que cuando me he internado en alguno de ellos siempre había una o dos cancelas que mostraban un ojo viejo e inquisitivamente terrorífico. Me dio por pensar que si me adentraba en uno esa vigilancia me obligaría a avanzar hasta salir de entre las casas y decaer sin remedio en la pared del cementerio.
Una vez aquí me doy cuenta de que todo es extrañamente igual, el exilio y mi casa.
Me cuentan que una humorista cochambrosa ha sido contratada para explicar los cuadros del ovni por sus salas cebándose con v., diciendo que él –se ve en sus cuadros- es un defensor acérrimo de la faja femenina. No es justo, ni siquiera gracioso. Cuenta Suetonio que Calígula no fue del todo malo para el pueblo en sus comienzos y que al final le preguntaba a un caballo las cosas de estado. Tal vez ni Calígula ni el piloto del ovni debieron haber accedido nunca a su cargo.
2 Comments:
Calígula se creía dios con un caballo, Zidane es dios con un balón.
Camus todavía te escucho
"Si quieres que te quiera
dame doblones
dame doblones
son monedas que alegran
los corazones
Y no te metas en quereres
porque se pasa mucha fatiga
y si vivo con pena
soy una muerta en vida"
(Tango)
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